En el mundo se generan unos 40 millones de toneladas de basura electrónica al año de una manera reciente entre un 16% y un 28% cada cinco años. España produce un millón de toneladas de basura electrónica de que podría ser reciclados casi más de dos tercios, correspondientes a aquellos aparatos en desuso que requieren baterías o precisan de corriente eléctrica para funcionar.
La mayoría de estos elementos son altamente contaminantes una vez se convierten en residuos. Entre las sustancias peligrosas que contienen hayamos fósforo, mercurio, cadmio o bromo que, sin una adecuada gestión son altamente peligrosos tanto para la salud como para el medio ambiente. Los metales son habituales de estos residuos, con cuyo reciclaje se podría ahorrar dinero y dejar de mermar los recursos naturales en el proceso de extracción. Recuperarlos es más barato y necesita menos energía que obtenerlos de nuevo, generando menos desechos. Esta información parece más que suficiente para ponerse en manos a la obra en la reutilización de estos elementos. Se calcula que el 70% de cada dispositivo es aprovechable.
Para este fin contamos con los puntos limpios donde podremos depositar con garantía los aparatos que ya no necesitemos, sabiendo se debe ser la empresa suministradora del electrodoméstico quien se encargue de éstos. Nuestro gesto de acercar ese paratato al sitio ade cuado y no tirarlo en cualquier sitio aparato una gran significancia. Hay elementos como las baterías que contienen una especial toxicidad, al igual que sucede con las pilas, que están sometidas a una recogida especial centralizada en algunos establecimientos de cercanía. Ello evitará que la lluvia arrastre los metales a ríos y océanos. La mayor parte de los metales pesados son bioacumulativos y pasan de un organismo a otro.
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